Maternidad y Trabajo(Parte I): Mi experiencia personal

La angustia de separarnos de nuestra cría tan temprano es inexplicable.

Cuando supe de mi embarazo, una de las primeras cosas que me quitó el sueño fue este. ¿Cómo separarme de mi bebita? ¿Cómo recargar a algún familiar en su cuidado o enviarla a la guardería sin saber quién es realmente la persona que la cuida? ¿Cómo continuar la lactancia?

En definitiva, necesitaba trabajar y y que mi hija y yo podamos sobrevivir al trabajo.

 

Mi experiencia de trabajo estos 7 meses desde el nacimiento de M

Durante mi embarazo trabajé en la empresa familiar, realmente era ameno y seguro. Luego del parto todo se complicó. El puerperio que es dificil para todo el entorno y la propia puérpera, K que me dejó de un día al otro y yo que me reincorporé al trabajo con M a cuestas de solo un mes de vida: jornadas de al rededor de 10horas, la bebé, la presión de los familiares, el postparto que aun no me sentía recuperada, la lactancia que no estaba establecida aun, el sueldo que era magnífico pero ya no me importaba; solo quería DESCANSAR! Veía a otras mamás hablar de reincorporación del trabajo recién a los cuatro meses y yo con un mes de parida, un absceso mamario que aun drenaba estaba en el negocio atendiendo al público. NO! Entenderán ustedes que el hormonazo puérpero fue lo que más me pesaba. A las pocas semanas dejé este trabajo. Realmente no lo soportaba, se me iba de las manos la situación.

Lo que hubiera dado por quedarme en casa, dedicarme solo a mi hija y recuperarme! No podía, K no me pasaba cuota alimentaria y aunque vivo con mis padres, M tiene sus necesidades y había que cubrirlas.

Volví a mi trabajo pre-embarazo. Hacer pre-venta (aun dentro de la empresa familiar). Resté horas de trabajo (de 10 a 3hs diarias), mantuve calidad de sueldo, gané estabilidad emocional (elemental en mi depresión post-parto) pero claro, no podía llevar a mi beba conmigo. Yo, que toda la vida había renegado de quienes recargan a la familia con sus hijos por no dejarlos en guardería, en menos de tres meses estaba dejando a mi pequeña M con mi mamá, solo tres horitas, pero en fin, lejos de mí, sin manuales de instrucción pero con una mamadera de leche mía.

Tres días antes de tomar este trabajo comencé a anticipárselo a M, le juraba amor, le pedía perdón, me dolía, lloraba cada segundo que le explicaba la nueva situación y ella sonreía.

El primer día salí de casa con las lagrimas colgando, pero para mi sorpresa,  en dos cuadras había cambiado de actitud, me sentía libre, liviana, volvía a caminaba como mujer por unas horas. Me gustaba. Pasaron las semanas, los meses… y volvió a pesar, no era lo que había planeado para nosotras, había invertido mi embarazo en aprender el manejo del negocio para poder ir con mi beba y ahora estaba caminando sola! No, tenía que volver. Y gracias a la comprensión de mi familia pude volver al local comercial, con M a mi lado, y pesa, me gustaría poder quedarme en casa, satisfacer todas sus necesidades en un ambiente cómodo para ella, sin los sobresaltos del comercio, sin clientes curiosos ni clientes enojados ni proveedores apurados.

Pero es lo menos peor.

 

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